Tenemos noticias de nuestros caminantes.
Nuestros héroes, emulando a Dorothy siguiendo el camino de baldosas amarillas, encontraron la primera flecha que les indicaba la dirección a seguir. Las crónicas de su aventura cuentan que se vivieron momentos de verdadera emoción en ese instante. Cuando alguien ha imaginado tantas veces cómo va a ser algo que está deseando que ocurra, no es posible contener la turbación provocada por aquella visión que, seguramente no se parece en nada a cómo lo había imaginado. Y cuanto más insignificante y humilde es lo visto en comparación con lo imaginado, mayor es el sentimiento de felicidad.
Igualmente emocionante resultó la llegada al primer pueblo: Cebreiro.
El Macizo galaico ha sido el telón de fondo que ha ambientado, como una transparencia, los pasos que han seguido nuestras chicas (y chicos), algunos de ellos aún convalecientes y doloridos. Esos hechos, empujados por la ilusión, convierten a caminantes en héroes.
Alojados en una chulísima casa rural en medio del bosque, los imagino recuperando algunos momentos del día. En este punto las crónicas son algo confusas, pues se habla de un koala (no sabemos bien lo que ocurrió, pero contrastaremos la información con otras fuentes). Por otro lado, no han encontrado la mago de Oz, aunque sí a un misterioso guía indio del que no tenemos más datos.
También sé que están todas encantadas con la experiencia de la que muchos nos sentimos parte y de la que estamos orgullosos (y envidiosos). Y que los responsables de la aventura la están viviendo con más emoción de la que seguramente dejen ver.
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