EL JUBILEO
La palabra jubileo es de origen hebreo, yobel, que significa cuerno de carnero, instrumento sonoro, como una trompeta. Sonaba cada 50 años, comenzaba el año jubilar excepcional dedicado a Dios, el año jubilar israelita. Durante este año descansaba la tierra, había que perdonar las deudas, recuperar las propiedades, algo ideal que no siempre se conseguía.
Al traducirse al latín, jubileus, tiene connotaciones de alegría y de gozo.
La palabra jubileo es de origen hebreo, yobel, que significa cuerno de carnero, instrumento sonoro, como una trompeta. Sonaba cada 50 años, comenzaba el año jubilar excepcional dedicado a Dios, el año jubilar israelita. Durante este año descansaba la tierra, había que perdonar las deudas, recuperar las propiedades, algo ideal que no siempre se conseguía.
Al traducirse al latín, jubileus, tiene connotaciones de alegría y de gozo.
LUGARES DE PEREGRINACIÓN
El 23 de septiembre de 1512, el papa Julio II otorga, mediante una bula, el privilegio de celebración del Año Jubilar Lebaniego, lo que convierte al monasterio en uno de los cinco lugares santos de peregrinación:
Roma (romeros),
Santiago (peregrinos),
Tierra Santa, Jerusalén (palmeros) y
Caravaca de la Cruz y Santo Toribio de Liébana (crucenos)
Roma (romeros),
Santiago (peregrinos),
Tierra Santa, Jerusalén (palmeros) y
Caravaca de la Cruz y Santo Toribio de Liébana (crucenos)
LIGNUM CRUCIS
Fue Santo Toribio de Astorga, custodio de las reliquias de Jesucristo en Jerusalén, quien, contando con el permiso del papa del momento, siglo V, trasladó un trozo de la Cruz (LIGNUM CRUCIS) hasta Astorga, ciudad del obispo. Dicha reliquia fue trasladada a Liébana por cristianos que querían ponerla a salvo de los musulmanes que avanzaban hacia el Norte de la península Ibérica, en el siglo VIII.
Así se convirtió Liébana en lugar de peregrinación.
La consolidación de las peregrinaciones lebaniegas no se dio hasta el Renacimiento, cuando el papa Julio II, en 1512, estableció el Año Jubilar Lebaniego, pribvilegio ratificado por su sucesor, León X.
A Liébana comenzaron a llegar cristianos desde todos los puntos cardinales, creando, sin ser consciente de ello, una red de caminos que perfiló toda una trama de santuarios. Así, muchos peregrinos que se dirigían a Santiago, por el Camino de la Costa, se desviaban para llegar al Monasterio de Santo Toribio de Liébana.
Fue Santo Toribio de Astorga, custodio de las reliquias de Jesucristo en Jerusalén, quien, contando con el permiso del papa del momento, siglo V, trasladó un trozo de la Cruz (LIGNUM CRUCIS) hasta Astorga, ciudad del obispo. Dicha reliquia fue trasladada a Liébana por cristianos que querían ponerla a salvo de los musulmanes que avanzaban hacia el Norte de la península Ibérica, en el siglo VIII.
Así se convirtió Liébana en lugar de peregrinación.
La consolidación de las peregrinaciones lebaniegas no se dio hasta el Renacimiento, cuando el papa Julio II, en 1512, estableció el Año Jubilar Lebaniego, pribvilegio ratificado por su sucesor, León X.
A Liébana comenzaron a llegar cristianos desde todos los puntos cardinales, creando, sin ser consciente de ello, una red de caminos que perfiló toda una trama de santuarios. Así, muchos peregrinos que se dirigían a Santiago, por el Camino de la Costa, se desviaban para llegar al Monasterio de Santo Toribio de Liébana.
CAMINO LEBANIEGO: Son aproximadamente 60 kilómetros por la ruta más cSan Vicente , por la ruta fluvial del Nansa.
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