Arte en el Camino Lebaniego: Santa Juliana



IGLESIA DE SANTA JULIANA

Actualmente, la iglesia de Santa Juliana del pueblo masoniego de Lafuente es la única que conserva, en parte, su construcción primigenia, datada en las postrimerías del siglo XII, principios del XIII,  al igual que la mayoría de las iglesias románicas de la vecina Asturias. Se relaciona con Santa María de Piasca (Cabezón de Liébana, y la Colegiata de Castañeda.


Por su configuración arquitectónica es la típica parroquia de concejo, estructurada por una sola nave, con ábside semicircular, y espadaña humilde en el hastial occidental. Muy similar a sus contemporáneas que jalonan la cuenca del Besaya.




En el muro oeste sobresale la portada con un tejaroz sostenido por ocho canecillos de caveto. Las arquivoltas apean sobre tres columnas, tres fustes monolíticos, que abocinan la puerta, con circo arcos apuntados,  a cada lado rematadas con capiteles muy toscos: el de la siniestra ornado con líneas geométricas y dibujos simbólicos; en cambio, el de la otra mano aparece una escena iconográfica de difícil interpretación. 
La puerta sobresale un tanto respecto al lienzo del muro y está cubierta por un tejadillo con cornisa a la que sostienen canecillos. Hay una puerta mas sencilla, también con arco apuntado, en la fachada meridional.




Lo mismo sucede con los capiteles que coronan los fustes del ábside exterior: sólo el izquierdo es auténtico con los genuinos molinillos aguilarenses. La cornisa de la cabecera se sostiene con una serie de canecillos en buen estado, primando entre ellos los de figuración abstracta.




Por el exterior, el ábside está dividido horizontalemente mediante columnas dobles que se apoyan en una imposta o contrafuertes escalonados. En su parte superior tiene capiteles dobles. en la calle central del ábside parece que hubo en tiempos un vano, pero actualmente es ciego.
En cuanto al interior, la nave es de cubierta de madera. 

Destaca el arco toral, a modo de arco  triunfal, de medio punto y doblado, pero se observa cierto apuntamiento. Resaltan los capiteles historiados,   a la izquierda del arco representa la Epifanía, una copia muy simple de la Adoración de los Reyes de San Pedro de Piasca. En el derecho, aparecen en todas las caras de la cesta varias figuras: en la del centro un personaje sostiene bandeja y libro, y dos laterales, sujetan el manto de aquél.  Aunque de difícil explicación, podría estar relacionado acaso con una escena litúrgica (o algún ritual relacionado con la vida de Santa Juliana).



SANTA JULIANA


Sin duda alguna, una de las leyendas más curiosas e impresionantes es aquella que se refiere a Santa Juliana de Nicomedia, patrona de Santillana del Mar, donde existe una colegiata que recuerda su vida. La leyenda comienza en el reinado del emperador romano Diocleciano, el cual  ordenó la matanza de miles de cristianos en su cruel persecución de aquellos que abrazaban esta fe. Entre los perseguidos se encontraba una nacida en la ciudad de Nicomedia, en Bitinia  (Turquía). Su padre, Africano, era un funcionario ambicioso en las legiones romanas que al enterarse del bautismo de su hija juró por los dioses romanos, Apolo y Diana, que prefería ver muerta a su hija que cristiana.

 Juliana, desafiaba la autoridad y amenazas del padre afianzando su confianza en Jesucristo.Su madre, agnóstica, tampoco aprobaba el bautismo de su hija. Su padre la prometió, comprometiendo en ello su honorabilidad, con un senador romano, de nombre Eulogio, que intentaba convencer a Juliana para que fuera su esposa. Ésta, recibió al pretendiente, pero cuando se concretó los acuerdos matrimoniales, puso como condición de que no se casaría con él hasta que no llegara a ser juez de la ciudad, pensando que era algo imposible para el joven. Pero este lo logró. Fue entonces cuando ella puso otra condición: que Eleusio se convirtiera al cristianismo. 

 Tras fracasar en el intento de casar a la joven, tanto el padre como su pretendiente la trataron con brutal dureza y castigaron su firmeza con la cárcel con el fin de que renegase de su fe y se casara con Eulogio.   Las Actas sobre las torturas que sufrió la joven describen las torturas que sufrió en la cárcel. Tras ser golpeada salvajemente, fue colgada del techo por sus cabellos, tal y dejando caer sobre su cuerpo plomo derretido, tal y como refleja el cuadro anónimo del siglo XVIII.

 Estando encadenada, se le apareció un ángel vestido de luz que con voz suave le intentaba convencer de las bondades del matrimonio y de la libertad que la esperaba fuera, asegurándole que Jesucristo comprendería su cambio de actitud. Pero Juliana reconoció a este falso ángel como el demonio y, agarrándole por el cuello le sujetó con sus propias cadenas. Ese es el motivo por el que su figura se le representa siempre con un diablo alado atado a sus pies con las cadenas, una lucha que se ha convertido en una de las leyendas favoritas de la Iglesia medieval. Juliana continuó sufriendo horribles tormentos por orden de Eulogio. 

Fue atada al potro y golpeada hasta romperle todas sus articulaciones y después quemada parcialmente en una hoguera para ser después introducida en un caldero lleno de aceite hirviente. Pero Juliana se mantuvo firme en su actitud. Eulogio renunció a seguir torturándola inútilmente y la condenó a muerte, que en este caso era una liberación para la joven. Cuando Juliana era conducida al patíbulo para decapitarla la multitud se agolpaba junto a ella impresionada por su lamentable estado. Tan solo un muchacho comenzó a gritarla y a insultarla. Juliana alzó su mirada y sus ojos se encontraron con el del muchacho. Reconoció de nuevo al demonio, que esta vez la increpaba. Pero este huyó del lugar asustado por la mirada de la mártir.

 Finalmente, Juliana fue decapitada con apenas 18 años de edad aquel 16 de febrero del año 304, quedando su nombre fijado en el santoral.Cuando llegó la paz de Constantino en el siglo XIII, sus restos quisieron trasladarlos a Roma, pero una tempestad obligó a desembarcar en Campania. La martirología romana nos dice que el sufrimiento de Juliana sucedió en Nicomedia, pero es probable que haya muerto en Nápoles donde sus reliquias son veneradas. Según Beda el Venerable, San Gregorio el Magno solicitó sus reliquias al Obispo Fortunato de Nápoles para un oratorio que una cristiana rica construyó en honor a Santa Juliana y otros santos en Campania  (Italia).

Sin embargo, la tradición sostiene que es Santa Juliana está enterrada, en un pueblo cerca del mar Cantábrico que de ella toma su nombre, Santillana del Mar. Santillana es una contracción de Santa-Iuliana, donde existe una abadía (colegiata) de estilo románico, con más de mil años de antigüedad. 
Santa Juliana aparece mostrada en un caldero, guiando a Satanás encadenado, o con una corona y llevando una cruz sobre su pecho. Es invocada en contra de las enfermedades contagiosas. En la pintura y ventanales eclesiásticos de la Edad Media, Santa Juliana es mostrada frecuentemente batallando con un dragón con alas; usualmente ella lleva una cadena para amarrarlo. También puede ser vista con un dragón a sus pies.



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