lunes, 22 de junio de 2015

Joyas del Camino Aragonés: la estación de Canfranc.




LA ESTACIÓN DE CANFRANC

Historia

La estación internacional de Canfranc encuentra su origen en la voluntad de unir Francia y España atravesando los Pirineos por Somport. En 1915 se concluyeron las obras del túnel ferroviario. En 1923 se iniciaron las obras de la estación siguiendo el proyecto del ingeniero Ramírez de Dampierre. Dicho proyecto sufrió algunas modificaciones por parte de los ingenieros del Ministerio de Fomento que decidieron sustituir la mampostería de las fachadas por hormigón. Tras cinco años de obras, el 18 de julio de 1928 el nuevo edificio fue oficialmente inaugurado en presencia del rey de España Alfonso XIII y del presidente de la república francesa, Gaston Doumergue. En setiembre de 1931 sufrió daños importantes debido a un incendio que se inició en el vestíbulo y que luego se propagó a la biblioteca destruyendo en su totalidad el restaurante de la estación y afectando a la techumbre de madera.
Durante la Guerra civil española pasó a ser controlada por el ejército franquista, siendo tapiado el túnel que la unía con Francia para evitar cualquier tipo de penetración desde el país vecino.
Entre 1940 y 1944, la Segunda Guerra Mundial supuso su cierre al tráfico de viajeros y la llegada del ejército nazi a la parte francesa de la estación. Esto supuso algún roce con los militares españoles que seguían controlando la parte española del recinto. Por Canfranc transitaron los trenes que transportaban wolframio que Alemenia empleaba para reforzar el acero de sus tanques.
En 1970 se cerró al tráfico internacional tras el derrumbe del puente de L'Estaguet, fruto del descarrilamiento de un tren de mercancías francés. Esto generó una drástica reducción del tráfico ferroviario y marcó el inicio de su decadencia.

El edificio

Se trata de un edificio de planta alargada y estructura simétrica, articulado en cinco cuerpos, con el central y los laterales adelantados y más elevados. Alcanza los 241 metros de longitud y posee 75 puertas en cada uno de sus lados dando lugar a un edificio de considerable tamaño.
Exteriormente sigue modelos de la arquitectura palacial francesa del siglo XIX. Presenta un tratamiento clasicista de los paramentos, con una variada combinación de materiales: hormigón, piedra, hierro y cristal, lo que da lugar a un interesante juego cromático acentuado por la presencia de cubiertas de pizarra.

El interior es luminoso, equilibrado y elegante, con una distribución funcional de los espacios a partir de un vestíbulo central cubierto con una gran cúpula de fundición. Los diferentes espacios (billetería, aduanas, bar, hotel, etc...) se hallan claramente diferenciados tanto por su estructura como por su decoración.






UNA NOVELA . Un andén, unas montañas, unos héroes y, al final, la libertad La historia olvidada de una estación mítica que cambió el curso de una guerra, Marzo de 1943. Agazapados dentro de una habitación secreta, varias personas contienen la respiración mientras aguardan a que el sonido de las botas reforzadas con metal de los soldados alemanes se aleje. En la estación internacional de Canfranc, en el Pirineo, la esvástica ondea sobre la playa de vías. En medio de la oscuridad, Laurent Juste, jefe de la aduana, Jana Belerma, camarera del hotel, y el bandolero Esteve Durandarte arriesgan sus vidas para devolverles la libertad.Volver a Canfranc es su historia. Jana y Esteve, armados tan solo con la valentía que da el amor, lucharon porque miles de ciudadanos judíos consiguieran atravesar esta estación mítica. Además de ellos, otras personas guiadas por la generosidad decidieron enfrentar el terror y ayudarlos. Para miles de perseguidos por el régimen nazi la esperanza se llamó Canfranc. (casa del libro.com)


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