Con estilos distintos y diferentes técnicas nos han ido sorprendiendo con las posibilidades que da ir despacio, con calma, y ponerse a dibujar. En una ermita, frente al mar, frente a un puente medieval o una persona para retratarla, o las dedicatorias de los libros de visita de los albergues..... Todo valía para disfrutar de este Camino aún más.
Sesiones de pintura amenizadas con canciones y el ukelele de Paula, que las han hecho inolvidables para todas ellas, y para el profe.
Pero de nuevo, las imágenes valen más que las palabras.
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