Empezamos un día típicamente gallego, todo nublado y con ganas de afrontar una dura jornada , de...22 kilómetros...sí, sí más de 40.000 pasos hemos dado hoy. Con éxito, para llegar a Portomarín a encontrarnos con el Miño.
El camino transcurre entre castaños, carballeiras y pasales, que discurren en paralelo a los regatos para evitar mojaduras al peregrino.
Por fin, el kilómetro 100. Ya queda menos para llegar a Santiago. Llevamos un tercio de nuestro recorrido, y ya se acusa el cansancio y el sueño. Pero nadie se rinde...bueno un par de ampollas impiden a alguna seguirnos.
Aparecen a lo largo del camino estas peregrinas tan tranquilas, que no se inmutan de ver a tantas personas por sus rutinarios paseos.
Lo mejor de este día (hasta que contéis algo) es que ya estáis en marcha.
ResponderEliminarUn abrazo.