Si alguien quiere algo de verdad es difícil que las dificultades, por duras que parezcan se interpongan en el camino (ni en éste siquiera), así que las dos bajas momentáneas de la jornada anterior se han reincorporado al grupo... y han cantando. Todos han cantando.
Nuestras peregrinas han abandonado el Miño y Portomarín y se han dirigido hacia Palas do Rei. Parece fácil, pero... "¿por dónde sigue el camino?", preguntó alguien. Las rutas que nos dicta la aventura son inescrutables.
Sin embargo, si se sigue, la propia naturaleza pone a disposición del caminante magníficos prados en los que descansar y reponer fuerzas. Y hasta para posar para una fotografía de grupo.
Además de prados, montañas, ríos... nuestras peregrinas se han encontrado con neozelandeses, un californiano y una pareja de Milán que traía a su niña de tres años en carrito desde Milán. Todo es posible es ese espacio que parece mágico y que lleva allí tanto tiempo. Aumenta el número de peregrinos según se acercan a Santiago, en ese pequeño microcosmos durante el que todos se desean "buen camino", una expresión tan sencilla como repleta de connotaciones y sensaciones. Algo que todos deberíamos desearnos.
Y siguen su camino...
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