Otra buen montón de kilómetros se han hecho nuestros peregrinos en la sexta jornada. Parece que van flojeando las piernas, y las voluntades, pero es entonces cuando se hace camino de verdad. Ánimo chicos.
Aldeas, hórreos, y caminos que unen voluntades y crean lazos para siempre |
Blanca observando un hórreo |
Álvaro Martín y Pedro C. muy de mañana |
Han disfrutado de un precioso paseo por el interior de una Galicia ganadera ("No he visto tantas vacas en mi vida"), de pequeñas huertras de grelos, patatas y más patatas.
Al final de la jornada, nos cuenta Ana que el premio ha sido dormir en un monasterio cisterciense. Sobrado dos Monxes, que alberga peregrinos en torno a un claustro. Un lugar que nos acogió de una manera especial, llevado por monjes cistercienses, que nos permitieron acudir a la última oración del día, lo que a algunos caminantes nos pareció una experiencia inolvidable
Pedro nos deja un dibujo:
Unos pocos han asistido por la noche a una ceremonia de los monjes, vestidos de blanco, Las Completas, una oración para acabar el día con una paz monacal.
Mañana: llegada a Santiago.
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