Día 2: OVIEDO-GRADO
Tenéis que saber una cosa y es que Pedro no duerme, es una especie de super humano incansable repleto de una energía rebosante. A él no le hace falta alarma para estar en pie, y el primer día del camino todos fuimos un poco Pedro, nos levantamos un poco antes de la hora para emprender nuestro viaje. A las siete de la mañana ya estábamos rumbo a Grado. Nos esperaban 28 km hasta llegar a nuestro destino, o lo que es lo mismo 28 km de conversaciones, alguna que otra cuesta, bocadillos, cerveza, nísperos y por supuesto risas. Hay días que me acuesto y recuento las veces que me he reído en el día, lo considero un buen indicativo de la jornada y también de la vida en general, es una de mis sensaciones favoritas, y en esta primera etapa no nos han faltado. Cargados de optimismo y alguna que otra agujeta llegamos a Grado, a una casa Indiana que sería nuestro "hogar" hasta el día siguiente. Unas cervezas y unas copitas aderezadas con un poquito de Sonsoles hembra deseada son la combinación perfecta para pasar un buen rato, lo que no nos esperábamos es que las siguientes horas iban a estar repletas de una intensidad y una magia que al parecer es muy común en el camino. Las risas de Andrea, la fuerza de Azu, la tranquilidad de Juanjo, la sabiduría de Pedro, la sensibilidad de Blanca, los gestos de cariño de Edu, la ausencia de Julio o la intensidad de aquí una servidora marcarían la tarde y también la cena (copioso banquete y homenaje nos metimos entre pecho y espalda). Una jornada mágica, alegre y triste, pero sobre todo inigualable para inaugurar los primeros kilómetros de nuestra aventura.
Fdo:Carmen
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